El agente y el corredor de seguros son mediadores a los que acudir para contratar un seguro, pero ambas figuras no son sinónimos.
El corredor de seguros es un mediador que no está vinculado a ninguna compañía aseguradora, por lo que ofrece asesoramiento independiente y el producto que más se ajuste a las necesidades del comprador, el más ventajoso.
El corredor además está sometido a una estricta normativa de requisitos financieros y de profesionalidad, con la obligación de cumplirlos para poder desarrollar su actividad diaria. Estas funciones y características vienen perfectamente definidas por la Dirección General de Seguros, dependiente del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital:
“Los corredores son mediadores libres de vínculos que supongan afección respecto a las aseguradoras. La Ley les confiere la misión de ofrecer a los asegurados un asesoramiento profesional, especializado e imparcial, fundado en su independencia. Es por ello por lo que recomiendan a sus clientes las coberturas de seguro y las entidades que mejor se adapten, según su juicio profesional, a las necesidades del consumidor”.
El agente de seguros es un mediador que vende seguros de la compañía o compañías para la/las que trabaja, defendiendo de esta forma los intereses de la entidade a la que representa.
Si necesitas asesoramiento objetivo y un servicio centrado en el cliente y no en una compañía aseguradora, el corredor es el profesional que mejor defenderá tus intereses.